Febrero parece una anomalía ya que al tener tan solo 28 o 29 días en los años bisiestos lo deja como el mes más corto pero intenso del año. Asumo la palabra intensidad como algo personal, quizás por la singular característica que cargamos quienes nacimos en este mes. Por eso, el 2025 me inspiró la siguiente frase (después de alguna que otra experiencia personal): “que el único love bombing sea la de un plato de comida en la mesa”, y estamos de acuerdo ¿no?

Me encontré sentada una noche de Asunción en un barra para dos muy cerca de una isla de cocina, donde cocinar no es una tarea aislada, sino una experiencia compartida. Una cocina abierta donde mi curiosidad aumentaba con cada sorbo de birra artesanal. Y así comienza esta tertulia con sabor, disciplina y tenacidad que no conoce fronteras,  porque estoy segura que “los irreverentes nos encontramos en la vida, tarde a temprano”, no me quedan dudas.

Existe como una fórmula que descubrí a lo largo de mi vida como food stylist (estilista de alimentos) y es la de descubrir y explorar el lenguaje gastronómico visitando lugares y viviendo experiencias, porque me dedico a descubrir los ingredientes escondidos.

Desde gas nitrógeno en el café hasta sabores que son un complemento a esta bebida hacen que el mundo del café sea expansivo y las ganas de que pases, elijas y pruebes en Asunción es la intención de esta nota y te contamos de dos en especial.

Con una agradable sensación térmica de 30º, aquel sábado 20 de julio el Puerto de Asunción cobró vida con un evento que despertó todos los sentidos del crew de Sintonía: el Asu Coffee Fest. Entre el aroma de cafés recién molidos y la cálida bienvenida de diversas marcas y empresas locales, nos encontramos inmersos en un mundo donde el café no solo es una bebida, sino un arte que une pasiones y crea vínculos.

Recorrí cuatro cafeterías, me sumergí en el aroma tentador del café de especialidad de Asunción y exploré las fascinantes combinaciones de sabores recomendados en locales que se diferencian por su estilo, en donde se respira ingenio, innovación y memoria en cada rincón, como un diario personal.

Un pequeño puesto que te transporta a grandes regiones de múltiples sabores de México, Ayöök, es el lugar que necesitas conocer para sentir la sazón puesta en cada plato, con ingredientes traídos de su lugar de origen y que busca hacerte sentir como en casa.

No se trata solo de ir a un lugar a comer, se trata de vivir la experiencia completa. Y no me refiero a buscar una experiencia rara con un espectáculo circense de fuego y acrobacia sino de una en donde logremos sumergirnos a las más profundas entrañas de la cocina.

Si cerrás los ojos por un momento y conectás tu olfato y corazón a tu memoria ¿recordás ese aroma y de manos de quién recibiste tu primer plato de vorí vorí? ¿Percibiste el aroma a avatí (maíz) y la textura cremosa del caldo de maíz, o el rykueré con verduras, verdad?

Hace muy poco la reconocida web Taste Atlas, una de las mayores guías gastronómicas del mundo, publicó una lista de los mejores “panes” del mundo. Una gran sorpresa fue encontrar que nuestra chipa paraguaya se encontraba en el puesto número 23 de este recuento, lado a lado con otros panes internacionales como el pan de yuca venezolano, la tarte flambée de Francia, el talo español, la focaccia italiana, entre muchos más.

En un sorprendente puesto número 29 de entre unos 150 restaurantes de todo el mundo se encuentra el nacional El Bolsi, dentro de la lista elaborada por la destacada página Taste Atlas. Esto eleva y posiciona a nuestro país a un nivel excepcional en cuanto a lo que gastronomía se refiere, ya que aparecen en este listado otros sitios destacados de diferentes lugares del mundo.