La buena fortuna de existir a pesar de todo

Por fuera y alrededor todo es fuego y desolación, pero por dentro todo florece. En nosotros mismos puede estar el arma que nos ayuda a vivir esta vida. Un texto sobre “Sálvese quien pueda”, el segundo álbum de BLAYA.

Por Mavi Martínez

Existe un “mundo afuera” para cada uno de nosotros. Un lugar donde suceden cosas buenas y malas, por calificar de alguna manera, pero también cosas en medio de esos dos estados, pues a veces se mezclan y las ocasiones son o muy malas o agridulces o increíblemente buenas. Pero hay también otro lugar, ese “mundo interior” que somos cada uno de nosotros y en el que procesamos todo eso que nos sucede, cómo nos impacta el “afuera”.

El músico argentino/paraguayo Pablo Blaya hace un postulado de toda esa convivencia en sus nuevas canciones, atravesadas por diferentes situaciones. El artista para la pelota y hace eso que nos cuesta muchísimo, mirarnos en relación al mundo, poner todo en perspectiva y en su caso, ayudarse de la música para contarnos tanto los infortunios como los éxitos de un ser humano más en esta tierra, intentando hacer eso a lo que vinimos: vivir y ser felices y/o encontrar estabilidad.

Los embates de la vida parecieran no tener botón de “stop” porque, como un chiste, solemos decir que cuando todo está increíblemente bien es muy sospechoso. En esa clave también Pablo Blaya conecta todas estas fábulas, ya que sus escritos están llenos de una honesta fantasía, demostrando que sabe utilizar muy bien los recursos literarios, sin dejarse llevar por la exageración y lo meloso.

Hacé el recorrido del texto junto con el disco escuchándolo acá:

Blaya es afortunado y lo sabe, siempre a pesar de todo lo que puede suceder en ese “afuera”. Pero lo mágico es que el disco sirve para recordarnos lo afortunados que somos todos. En ese sentido el inicio es muy, muy optimista y refuerza ese “a pesar de todo” en “Acá y ahora”, una canción que vuela sobre una melodía tranquila pero esperanzadora, como de cierre de un documental donde el personaje aprende muchas cosas. Lo llamativo, es que el disco así empieza.

Mucha influencia de su argentinidad se puede sentir en lo musical en “El cuento”, pues el sonido nos remite a bandas del vecino país como también a algunas del Río de la Plata. Sobre este frenetismo de guitarras Pablo construye otro texto donde nos habla de estar vivo pero inerte, viendo cómo las cosas simplemente pasan.

El amor también florece, por supuesto, así como puede desvanecerse. Pero el brillo de un romance despunta en “Los viajantes”, mientras seguimos siendo parte de este disco que al momento, para mí tiene sabor a road movie, porque vamos visitando puerto por puerto los diferentes estados de una vida que puede ser tanto la de Pablo como la de cualquier mortal. Funciona como autobiografía o ficción. “Espero que te quieras quedar mientras los barcos flotan en el mar por una eternidad” canta en tanto atrás la música nos lleva a surcar esos mares eternos. La melodía nos lleva como el viento, apacible y brillante.

Más influencias. Por supuesto está presente la adrenalina “punkie” en “Cuando ya no esté”, una obra que se arremolina sobre guitarras intensas y una batería justa. No importa lo que hagas ni lo que digas cuando me aleje, pero también podés ser libre, porque también es así esa vida.

Pasan tantas cosas en esa misma vida, a veces de forma muy rápida que no podemos parar. Como esa vida misma este disco avanza y también se detiene a mirar en un punto. “Norte” es un tema muy hondo de reflexión, con esas letras que nos dicen que hay algún lugar que es para nosotros donde seguir o incluso recomenzar. Pero para entender esto hay que pasar por todo eso que nos construye como personas. La vida es un constante aprender, revisarse y buscar “nortes”, si ese que ahora creemos que es el verdadero ya no lo es más.

“¿Cómo esto iba a llegar a buen puerto?” se pregunta luego el artista, en una carta de despedida probablemente a una mascota, como inferencia de la frase “no era cierto que incomoden tantos pelos en los muebles, en la ropa y en el suelo”. Porque si es que esto es así, a quién no le ha pasado que una de las situaciones más tristes de todo este mundo ha sido decir gracias y adiós a un compañero de cuatro patas. Es parte, muy parte, de la vida.

El componente poético del agua está todo el tiempo presente de forma implícita como también explícita. “Sueño” no es la excepción y nuevamente, como parte de este trayecto donde nos adaptamos constantemente a los diferentes cambios de ritmo, somos testigos del nacimiento de un sentimiento muy poderoso, en un momento donde quizás el protagonista encuentra cierta estabilidad. De repente está todo bien y nos sentimos bien. Valga la redundancia, hay gente que te hace bien y a la que podemos hacer bien.

De esa melodía en clave “dreamy” saltamos al “Infierno”, como una marcha que abraza con mucho ímpetu la pasión de un amor que arrasa. La vida es pasar también por esas desventuras que nos desgarran y destrozan el corazón.

“Sálvese quien pueda” como antesala del final nos invita a romper y reventar todo. Veo gente saltar y banderas flameando en medio de esta canción que parece un himno a rebelarse y ser siempre uno mismo. Correr de un destino que parece estar derrumbándose también es una opción. Escapar, poner un paso frente a otro, muy rápido, no sabemos a dónde pero sí lejos de todo eso que cae. Sea lo que sea, tanto la falsa política como la sociedad careta. Podemos huir de todo y construir algo mejor, en ese adentro nuestro, intentando incluso crear un mejor afuera.

Es en ese punto donde el final llega con “Seguir al sol”, un cierre perfecto para un disco que planta la bandera de la conceptualidad. Blaya nos mostró todos los estados de una vida, con sus vaivenes, con sus sueños y frustraciones, quizás las de él o las de todos. No importa, eso es la música, que el mundo se refleje.

“Viajo y dejo atrás caminos de terror”. ¿Cuántas veces no habremos querido eso? Todo el tiempo, porque la vida se compone de esos momentos ambivalentes, opuestos, citados al comienzo, construidos como un gran castillo de Lego que en cualquier momento puede ser destruido, pero debemos saber salir a flote, correr, escapar, navegar mirando al sol, casi como un sacrificio, pero confiando en que solo quedarán atrás los dolores. No obstante, ¿quién nos dice que en el futuro no llegarán otros dolores? Pero hay que seguir al sol, ofreciendo siempre nuestros aprendizajes, y quizá entre sus rayos encontremos un amor (ya sea de pareja, de amigos, familia, o abrazar un sueño), acá y ahora, y todo puede volver a empezar.

Ficha técnica

Grabado por Pablo G. Blaya y Marcelo Soler entre los meses de marzo y noviembre de 2023 en “El estudio de Marce” de la ciudad de Lambaré, “Perros de Fondo” de la ciudad de Asunción y “Arroyos Stereo” de la ciudad de Arroyos y Esteros, Paraguay.

Producido por Marcelo Soler y Pablo G. Blaya.

Mezclado por Carlos Dentice.

Masterizado por Ralf Thielmann.

Anterior
Anterior

Lo hizo de nuevo: Alejandro Sanz conquistó corazones en Paraguay

Siguiente
Siguiente

Tamara Leschner: Una artista con intención