Fresno abraza la nostalgia y la finitud de las cosas en “Eu Nunca Fui Embora – PARTE 1”

Fresno existe en la memoria colectiva de sus principales seguidores desde el año 1999. Una era en la que toda una generación construía y reconstruía su identidad sobre las bases de una música muy particular a la que se le denomina “emo” no solo por lo sonoro, sino sobre todo porque afirma que detrás de todas sus intenciones está la de reconocer que sentirlo todo, lo malo y lo bueno a flor de piel no es algo para esconder.

Por Mavi Martínez (@mavimartinezv)

En este escenario es donde la banda ha sabido nacer, crecer, construir su identidad y su base de fanáticos que ha ido agrandando a lo largo de los años. Algo sorprendente de ver es cómo el grupo nunca ha claudicado en su declaración de intenciones musicales y, al contrario, están más vigentes que nunca. Por todo esto y más aún, se puede decir que Fresno es una banda no solo consolidada sino también de las más importantes ya para parte de la historia de la música brasileña.

Son las 11 de la mañana y en el Allianz Parque de São Paulo ya se dio cita la gente ¿Cuál era la banda que abría a esta hora la gira de conciertos “I Wanna Be Tour” que seguiría más adelante en otras ciudades? Era Fresno la que ya convocaba gente en los estadios a esa hora, con el sol por la cara y el sudor corriendo por la piel. Imaginen a una banda con tantos años de trayectoria y los fanáticos más apasionados presentes. Una historia de amor que solo tiene así un sello de alta fidelidad con Lucas Silveira, Gustavo Mantovani y Thiago Guerra.

Este es solo un ejemplo de la onda expansiva que significa la presencia de Fresno en cualquier sitio. Y es ahora cuando están en boca de todos, una vez más, con el lanzamiento de “Eu Nunca Fui Embora – PARTE 1”, como dice el título la primera parte de su nuevo álbum. Un trabajo con el que dan inicio a una nueva etapa de su historia y con el que demuestran su madurez y la coherencia con su búsqueda sonora y lírica.

Este trayecto abre con un tema homónimo, que comienza también a marcar el camino conceptual de las canciones, que en su totalidad nos hablan de cómo una persona va entendiendo el valor de las cosas, reconociendo sentimientos y entendiéndose también a sí mismo en relación al mundo. “Eu Nunca Fui Embora” sale a volar sobre riffs incisivos y un beat que nos prepara a entender que esta será una música para cantar a gritos las contradicciones. Alguien a quien amamos al mismo tiempo nos puede salvar y hacer mal, pero basta vivirlo para saber y reconocer si queremos o no eso en la construcción de nuestra propia vida. “Nunca fui / Nunca voy a ser así”.

“Quando o Pesadelo Acabar” sigue en la línea de reconocer nuestro entorno, nuestra realidad, ese lugar donde estamos y que quizás no nos hace bien. “Desastre, tragedia, rozando la comedia” canta Lucas sobre una base potente de guitarras, bajo y batería, donde tampoco están ausentes los sintetizadores. “El miedo duerme a mi lado con una alarma programada”, dice en este track mucho más pesado y oscuro que se abre paso en medio del existencialismo de una letra que confirma que todos tenemos traumas y sueños que coexisten, más depende de nosotros no dejar que nos ahogue la falta de luz y que, sin embargo, nos impulsemos en lo que nos da vida. En convivencia con la potencia de la letra, la música hace lo suyo con poderosos caminos y un breakdown inolvidable a pura distorsión.

De este clima denso pasamos a la brillantez de lo bailable en “Me and You (Foda Eu e Voce)”. Las guitarras se ponen más frenéticas y marcadas en esta obra que, a contracorriente de su melodía pegadiza, tiene una letra pesimista. Lucas entiende que hay amores que están colgando de un hilo y a veces solo resta ver esos detalles que a veces dejamos pasar, para que, como decimos aquí “nos caiga la ficha”. Ese enfrentarse a la realidad de cosas que no queremos aceptar sigue muy presente, confirmando esa madurez lírica y de temática, de temas que nos atraviesan a todos.

“Eu Te Amo / Eu Te Odeio” navega una vez más sobre la hermosa contradicción que pueden las relaciones en la vida (que bien podría ser de pareja, amigos, familia). Con la colaboración de Pabllo Vittar, esta canción se eleva también como otra de las propuestas más pesadas del álbum, sin miedo a patear con distorsiones y graves que atacan directo al pecho. “Amor y odio eternamente, abierto entre la puerta del cielo y el cementerio, la gente vive todo menos tedio”, canta Vittar en una de las frases que encierra quizás la síntesis del postulado del álbum: en este pasaje por la mortalidad, no quedamos inertes y menos indiferentes a nada. “Estoy fuera de control y lo prefiero así” cantan Lucas y Pabllo, antes de salir a pedir que gritemos con ellos el pegadizo coro.

“Camadas” aparece después llevándonos hacia otro puerto sonoro, totalmente distinto a lo que escuchamos recién. Una canción rockera y esperanzadora, que nos subraya de una forma totalmente directa que a pesar de momentos que son como pesadillas, hay formas de habitar experiencias más saludables y constructivas. “Ya no me sabotearé nunca más, nunca más le daré oportunidad a la mala suerte” canta Lucas en este tema en clave de himno a la salvación, donde el protagonista se abraza y se dice a sí mismo que todo va a estar bien luego de “reconstruir la casa” y la “armadura” capa por capa, en un hermoso guiño a Caballeros del Zodiaco.

Casi de una forma necesaria, este tema de reconciliación y redención con uno mismo, lo conectan con la poderosísima balada “Era Pra Sempre”, donde una vez más podemos emparejar ese sentimiento universal del amor hacia quien sea que amemos y nos haga bien. Las guitarras aquí se alzan en espiral, angeladas, brillantes, y la batería marca un ritmo que nos mece como canción de cuna. El bajo, en tanto, aparece como un colchón que nos refuerza esa ternura de la realización de un amor que nos mejora, aunque sigue siendo consciente que puede acabar. La madura consciencia y la sabiduría de la finitud del “para siempre” es real y duele. Algo puede terminar pero uno puede seguir amando, un amor, familia, una mascota, un sueño.

El final apoteósico de la anterior canción se conecta rápidamente con este cierre llamado “INTERLUDE”, que como podemos intuir también puede conectar con la segunda parte. En este casi recitado Lucas parece resumir todo lo que escuchamos y todo lo que podría también ser su vida o la historia de la banda. Hay guiños y referencias a canciones de todos los tiempos y a la idea central de todo lo que escuchamos hasta ahora. Sobre un piano que hipnotiza y que se cruza con una tonada casi macabra, nos habla de las lecciones aprendidas pero reafirma que sigue con la frente en alto, porque “nunca me fui”, dejándonos a la expectativa de lo que completa este álbum.

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