Culto a la música, en una de esas noches furiosamente etéreas

Las cosas que nos conmueven pueden estar adentro nuestro y también afuera. O también puede darse esa conjunción de cómo lo que vemos, sentimos o escuchamos nos afecta para bien. En ese ritual sagrado que significa un concierto, allí donde se congrega una masa de gente para sentir al unísono es donde siempre acontece eso que nos animamos a llamar magia, donde la espiritualidad hace su aparición.

Texto por Mavi Martínez

Fotos Usted Señalemelo por Renata Vargas

Fotos El Culto Casero por Paty Latorre

Es como hacer un acuerdo tácito y entregarnos al culto a la música, al encuentro. No nos olvidamos así de momentos que se inscriben fácilmente en la memoria, casi sin pedir permiso y sin saber que lo necesitábamos. Pasan los meses pero perduran recuerdos, como explosiones de nafta para seguir. Esta nota recuerda esa noche de abril, cuando la banda paraguaya El Culto Casero y la mendocina Usted Señalemelo hicieron su aparición ante un público en ebullición, que celebró de igual manera a cada propuesta, ambas conectadas por ese hecho de solo buscar sentir y flotar.

La antesala a la propuesta internacional era la nuestra, la nacional, la del Culto Casero. Nunca su nombre quedó tan perfecto, porque esa noche la masa de gente ardió en canto acompañando al grupo. La gente rindió culto en casa y el grupo tuvo quizás uno de los mejores públicos en Paraguay. Esa noche era tanto de ellos como de las personas, que confirmaron que es una de las bandas más convocantes del indie (más por la independencia que defienden y que los ha llevado orgánicamente a lugares, sin dejar poluir su música por factores externos).

El grupo hizo un repaso ajustado perfectamente de su carrera. Pasando por ese indie rock más visceral de los inicios, para atravesar su etapa de sonido más artesanal del segundo álbum, llegando al coqueteo con el pop de su actualidad, sonido que presentan sus últimos sencillos. Lo cierto es que entreguen lo que entreguen, lo hacen con sorprendente musicalidad, despertando pasiones, pogos y momentos de intimidad entrañables.

Esto dejó la vara alta y ese cetro supo tomar Usted Señalemelo, esa banda mendocina que un día nació y empezó a crecer sin parar, sabiendo cómo conquistar Paraguay. No solo con sus canciones que son bálsamo y locura, sino con el angelado carisma de sus integrantes, quienes vinieron una y otra vez para señalarnos el camino.

Ese día de abril trajeron su tour Tripolar y todas esas otras canciones de antes que nos revuelven la consciencia. Así está hoy la banda, sonando a todo lo que siempre fue, lo que es y anhelando lo que será. Ya que, desde ese día, incluso, han lanzado el EP “Xtrapolar” y un documental “Tripolar 360º”, dejando huellas y moviéndose sin parar en nuestras mentes, estimulando nuestros corazones.

Es que su show es así, totalmente 360. Insistimos en que la música genera mucho más que sonidos, la música te envuelve y ellos saben aprovechar esos talentos con los que han venido al mundo para sacudirnos, para movernos de nuestro eje, para romper todo lo que quizás veníamos viviendo en piloto automático.

Esa noche de abril no fue igual a cualquier otra. Repetimos la palabra inolvidable y la subrayamos, porque en ese espacio la gente se transformó, se elevó a otra dimensión de la mano de Juan, Cocó y Lucca, ese tridente ofensivo que sale a entregarse en cuerpo, alma, sangre, sudor. Salen así, siendo ellos mismos, a doblegarse ante el público porque saben muy bien, también, que si hoy les toca el escenario como podio es por y para la gente.

Como ese rayo que en días de tormenta ilumina todo el cielo y se disemina en venas de brillo, así es el arte que ellos proponen y al que invitan a que la gente se sume, como una tropa aliada para hacer el bien, en tiempos donde indefectiblemente necesitamos guías de luz que nos digan que ya dejemos de pensar en el mal como signo de los tiempos.

Ahí aparece la música de Usted Señalemelo, como instrumento sanador, como mano que es manto y que da calma, porque podemos estar en un momento totalmente inmersos en la meditación que con los instrumentos inducen.

El set que presentaron esa noche de aquel abril dejó a todos desquiciados. La lista de canciones fue como mostrar la historia de la banda y tocar todos los polos sonoros que han visitado y que conforman su geografía musical, porque ellos son todo eso. Lo que fueron y son. Hubo temas de todos los discos, hubo electricidad y lo acústico. Momentos de intensidad, de zapadas interminables y que realmente no queríamos que terminen. Momentos donde las frecuencias graves nos desestabilizaban por completo, sintiendo el aire de los parlantes. Como fieras dominantes, los tres piloteaban sus respectivas naves, con una seguridad apabullante. Ellos nacieron para esto.

Electricidad y madera. Todo estaba en conjunción ideal. Como cuando Juan Saieg apareció como un haz de luz entre la gente para cantar “Agua marfil”, como si el público fuera el agua de mar y él estuviera bíblicamente obrando milagros, partiendo el mar en dos, invitando a todos a seguir en este culto. Las luces, furiosas o tenues, también mostraban el camino a ser andado.

Movimientos sonoros pendulares se unían a sus propios cuerpos que bailan en la escena, que se desdoblan, recorren de punta a punta y se hacen sentir así. Pero también con ellos hay otro extremo donde bien podemos salir a gritar corriendo lo poderosos que nos sentimos luego de semejante descarga. Ahora tiene sentido, su música es así, Tripolar, sacada, extensa, infinita e inquieta como ellos y todo en lo que impactan a su paso.

Este show, sin ninguna duda, fue de esos que quedan grabados en las retinas-corazón. De esos momentos donde uno entra desconfigurado y sale totalmente renacido, con el alma de vuelta al cuerpo y con más energías y ganas que antes de poder conquistar cualquier deseo. Es que hay personas faro, en este caso bandas faro. Usted Señalemelo sabe a dónde apuntar y lo sabemos.

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