La chicha: más que una bebida, un ritual que resiste

Viajar casi 30 kilómetros fuera de casa y conocer la comunidad Pueblo Guaraní Urbano de Mariscal Estigarribia, Chaco, me hizo comprender la conexión entre elementos diversos que rinden homenaje a sus antepasados en una fiesta o kandavaré (carnaval), donde entrelazan la música,  danza, vestuario, arte. Una celebración que es festiva gracias a los músicos, toques de flauta, tambor, baile que mueve, sostiene y enamora.

Texto y fotos por Silvana Benítez

Y allí, de entre todas las bebidas del mundo, existe una de la cultura guaraní que es herencia, símbolo de algarabía, festividad y resistencia, que persiste en el tiempo como mi árbol favorito, el samu’u o “palo borracho”, pero científicamente llamado Ceiba Chodatii, y que son característicos de esta región. Lo más curioso es que hago mención a un árbol que hace énfasis a su forma de botella y en esta nota del mes me centro en la Chicha, una bebida que une a toda Latinoamérica.

Su base es la fermentación y al ser una bebida versátil se puede elaborar a base de frutas, almidones y existe una receta distinta dependiendo del país, ya sea si es Argentina, Bolivia o Ecuador. En Paraguay el pueblo guaraní la elabora con maíz, ingrediente tradicional que se cocina y se utiliza para este líquido que se toma en el Arete Guasú como una bebida ceremonial que coincide con la cosecha del maíz a fines de febrero y comienzo de marzo.

Al respecto, la señora Juana Flores, habitante de esta comunidad, nos relató cómo se elabora la Chicha. Nos dijo que, por ejemplo, unos 5 kilos de maíz que se pueden hervir en 4 horas. “Se revuelve cada minuto para que no se pegue y se queme. Una vez cocinado, se enfría”, detalló.

Sobre el proceso, continuó: “En un tacho de 100 litros, una vez enfriada, se carga con el agua, se tapa bien seguro, no tiene que entrar viento y ahí se fermenta. Cuando hace calor se fermenta más rápido, en 3 a 4 días. Cuando se fermenta, se revuelve con la espumadera, se cuela y a veces sale agrio o dulce”, explicó. Flores nos contó también que antes no usaban, por ejemplo, un elemento como la licuadora, pero ahora sí para que salga bien.

Juana Flores.

Asimismo, Juana añadió que la Chica puede ser bebida por toda la familia, pero que en especial la toman los músicos “para reducir los efectos de la embriaguez durante la fiesta que dura 3 días”. Y realmente, cuando yo la probé percibí una acidez que recorrió mi paladar y, efectivamente, ese sabor dulce.

La chicha es así parte de la ceremonia, es una bebida esencial, natural del pueblo. También tiene que ver con la abundancia de lo que se cosecha, siendo parte identitaria del pueblo guaraní.

Esto demuestra además su resistencia ante el paso del tiempo, cargada de desplazamientos, pérdida de tierras y movimiento agrícola que, si bien permite cierto crecimiento, limita y transforma costumbres arraigadas por décadas a los pueblos originarios, pero que siempre contará su propia historia de generación en generación.

“Javy’a kávi, jaropo kávi ñande aretépe, tumpa’a ndiveño” (Dancemos con alegría, nuestra fiesta grande, con la bendición de Dios). Así cantan y bailan, y fui parte de ese baile ceremonial. Moví los pies.

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